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Energía fotovoltaica y utilización sostenible del suelo

paneles solares cara al sol en planta fotovoltaica

En Planta Valle Solar estamos firmemente convencidos de que agricultura y parques fotovoltaicos pueden convivir y trabajar juntos para la conservación del territorio rural. Más aún: pensamos que es imprescindible que energía fotovoltaica y uso sostenible del suelo vayan de la mano.

Gracias a la energía agrovoltaica, también conocida como agrofotovoltaica, es posible utilizar las tierras donde se ubican los paneles solares, para cultivar alimentos además de para generar energía solar. Pero existen otras formas de utilizar y preservar los terrenos también.

Queda patente que la transición energética hacia energías limpias y renovables es imprescindible para la descarbonización del planeta, pero esto no tiene por qué hacerse a expensas del territorio rural, los hábitats naturales o la biodiversidad.

Existe una forma sostenible de construir parques solares con balance positivo para todos los implicados: Valle Solar es la prueba.

 

Que es la agrovoltaica o agrofotovoltaica.

La agrovoltaica es una práctica consistente en aprovechar una misma superficie de terreno tanto para obtener energía solar como llevar a cabo actividades agrícolas o ganaderas.

Adolf Goetzberger, fundador del Instituto Fraunhofer para Sistemas de Energía Solar (ISE), y Armin Zastrow, fueron los primeros en utilizar este término en 1981.

Obtención de energía renovable y limpia, uso sostenible del suelo, protección de la biodiversidad, conservación de la Naturaleza y creación de valor económico compartido junto a las comunidades rurales locales, son algunos de los beneficios de esta modalidad.

En España hay parques solares donde se han plantado alcachofas, brócoli, calabacines, pimientos, pitaya e incluso legumbres. También plantas específicas que mejoran el hábitat de la avifauna. Olivos en Sicilia, viñas y melocotoneros en Francia, por citar ejemplos fuera de nuestro país.

Según ha podido comprobar la francesa Sun’Agri, las berenjenas crecen un 50% más debajo de paneles solares.

Todo apunta también a que la agrofotovoltaica podría llegar a convertirse en la solución para zonas rurales que luchan contra la aridez y la alta insolación que sufren sus cultivos.

 

Compromiso por hacer las cosas bien hechas.

Aunque cualquier empresa busca obtener rentabilidad económica, el compromiso de la gran mayoría de compañías del sector fotovoltaico es ofrecer al mismo tiempo beneficio social y medioambiental.

Según los datos del Ministerio para la Transformación Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, aproximadamente el 50% del suelo de nuestro país está catalogado como superficie agraria útil (unos 23 millones de hectáreas).  En la primera década del siglo XXI nuestro país ha perdido el 23% de sus explotaciones agrarias.

Estamos ante una gran oportunidad para potenciar el sector primario (agrícola y ganadero) de la mano de la generación de energía solar. Un objetivo que está estrechamente unido al de revitalizar el entorno rural y hacer posible tanto quedarse a vivir en un pueblo como irse a vivir a uno. No en vano, uno de los principales beneficios de la creación de parques solares para los habitantes locales es la creación de empleo y el fomento del emprendimiento rural.

Nos gustaría destacar la iniciativa ‘Vente a vivir a un pueblo’ dado su impacto positivo dentro de la cual aparecen Ayora y Zarra, ambos pueblos del Valle de Ayora.

 

Energía solar y cuidado del paisaje y del entorno.

En España, contamos con ejemplos enriquecedores en relación a este tema.

El proyecto ‘Talayuela Solar’, con una superficie arrendada de aproximadamente 820 Ha (1640 campos de fútbol) destina 320 hectáreas de entorno protegido en el que no sólo se respeta la flora y fauna autóctona, sino que además se contribuye a potenciar las especies protegidas.

Se ha puesto en marcha un programa de recuperación del conejo de monte y medidas de conservación para reptiles, grullas, carracas y lechuzas. Además, se han comprometido a plantar 5.000 bellotas al año para multiplicar el número de encinas, crear charcas e islas flotantes para favorecer la nidificación de patos y otras especies y cultivar pasto para 500 ovejas, entre otros objetivos propuestos.

 

Planta Valle Solar. Apicultura y negocios locales.

Los territorios donde está ubicada Valle Solar, presentan escasas lluvias y tierras de poca calidad para el cultivo. La población apenas vive de la agricultura (olivos, almendros, cereal). Sin embargo, cuenta con una larga tradición apícola.

Tras realizar varios estudios del ecosistema se decidió que la forma más enriquecedora de aprovechar el suelo de cultivo era plantando hierbas aromáticas e instalando panales para fomentar la apicultura.

Cada año, en el mes de octubre, Ayora celebra la fiesta gastronómica ‘El Primer Corte De La Miel’. Se trata de un evento turístico, apícola, con tintes gastronómicos y culturales, que tiene como protagonista principal a la miel, producto estrella de la zona.

El municipio cuenta con productores locales de miel que elaboran y comercializan una amplia gama de variedades de miel junto a todo tipo de productos derivados de la misma (propóleos, jalea real, dulces, cosmética, etc.).  Atrayendo abejas (y otros polinizadores) se potenciará la obtención de miel de calidad.

Los terrenos de la planta contarán con una cobertura vegetal natural. De ese modo, los rebaños de ovejas locales se beneficiarán de los pastos generados y realizarán de forma natural el mantenimiento de la vegetación. Las plantas sembradas evitan la erosión del suelo con sus raíces y, además, mejoran la calidad de la capa freática a la vez que alimentan a las ovejas que pastan.  El pastoreo de las ovejas evita el tener que utilizar cortacéspedes eléctricos y herbicidas. Además, contribuyen al crecimiento de la vegetación al pisotear semillas y abonar el suelo con sus excrementos. Ya estamos conversando con ganaderos locales para impulsar esta actividad.

 

Energía fotovoltaica y utilización sostenible del suelo.

La importancia de los terrenos agrícolas en la economía es innegable. Sin embargo, los suelos de cultivo se enfrentan a grandes cambios y retos:

Mecanización y tecnología (pérdida de población activa en el sector); éxodo rural; uso de químicos que altera el PH de los suelos y torna deficitaria la materia orgánica presente en ellos; aparición de nuevas y más resistentes plagas y patógenos; gases de efecto invernadero; el cambio climático (altas temperaturas) dificulta el desarrollo de ciertos cultivos; aumento del estrés de los cultivos; deforestación y pérdida de la biodiversidad (cada vez hay menos hectáreas de tierra fértil).

El suelo es fundamental para la vida en nuestro planeta. Ejerce funciones importantísimas a nivel medioambiental, social y económico: soporte para la actividad agrícola, ganadera y silvícola; fuente de agua y nutrientes para las plantas; integra el hábitat de numerosas especies; es un elemento del paisaje, del patrimonio natural y cultural y fuente de materias primas.

La pérdida media anual de suelo en España es de 14,65 toneladas/ha.

Nuestro suelo sufre cada vez más amenazas. La aparición de fenómenos erosivos, la disminución del contenido en materia orgánica, la contaminación difusa y local, la compactación del suelo, la pérdida de biodiversidad y la salinización contribuyen inexorablemente a su degradación progresiva, el aumento de temperatura, los cambios en el patrón de precipitaciones y alteraciones de la cubierta vegetal.  La fase final de todo este proceso conlleva a la desertificación.

Es necesaria una gestión sostenible y eficaz de los suelos avalada por expertos en la materia. Allá donde no sea viable el cultivo de cereales o frutas y verduras han de emplearse otras formas de aprovechar el suelo.

En Valle Solar, hemos estudiado la forma óptima y más sostenible de preservar y utilizar el suelo a través de estudios ambientales, de hábitat y del ecosistema.

 

 

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